Las relaciones importan más que el dinero: Sin conexiones con la gente, el dinero pierde sentido. Un hijo que valore las relaciones podrá generar ingresos exponenciales.
El interés compuesto: Entenderlo les enseña la paciencia y la gratificación tardía, animándoles a ahorrar desde temprano.
Ahorrar no te hará rico: El ahorro es importante, pero la verdadera riqueza viene de invertir. Muéstrales los riesgos de solo ahorrar.
Invertir: El interés compuesto funciona mejor con inversiones a largo plazo. Una vez que entiendan que se puede ahorrar demasiado, enséñales qué hacer con ese exceso: invertir.
La deuda: Hay deuda buena y mala. La buena utiliza el dinero de otros para activos rentables. La mala, para pasivos innecesarios. No toda deuda es mala, solo su mal uso.
Las tarjetas de crédito no son malas: Enseñarles su uso correcto evita deudas, permite viajar gratis y aumenta su puntuación crediticia, dándoles acceso a deuda barata en el futuro.
Experiencias > Cosas: Las experiencias dan más felicidad que las posesiones. Las cosas pierden su emoción rápido, mientras que las experiencias crean recuerdos para toda la vida. Invierte en vivir, no en tener.
Venta: Saber vender es importante, aunque no tengas trabajo de ventas. Te vendes a diario: en currículums, entrevistas, relaciones. Cada interacción es una oportunidad de "vender" quién eres. Enséñales la importancia de la apariencia y el comportamiento.
Construir una audiencia: Hoy en día, una audiencia influyente abre muchas puertas. Permite recibir feedback y experimentar con marketing sin costes. Ayúdales a utilizar esta habilidad con sabiduría.
Adaptabilidad: No siempre se gana ni se cae bien a todos. Eso está bien. Adaptarse a situaciones cambiantes y estar abiertos a nuevas experiencias te prepara para el éxito. Lo mismo aplica a tus hijos.